lunes, 18 de mayo de 2009

Esperanzas de curación de diabetes tipo 1 con células madre


Liberarse de su dosis diaria de insulina es el sueño de cualquier diabético. Un sueño que puede estar más cerca de hacerse real gracias al autotrasplante de células madre de la sangre. El último número de la revista 'Journal of the American Medical Association (JAMA)', dedicado por completo a esta enfermedad que afecta a más de 30 millones de personas en el mundo, incluye un estudio que muestra que este trasplante ha permitido a 20 pacientes olvidarse de los pinchazos de insulina durante, al menos, un año.

Para entender por qué el sistema es revolucionario, en primer lugar hay que recordar en qué consiste la diabetes de tipo 1, que representa el 10% de los afectados por diabetes mellitus en el mundo. En un momento dado, en general cuando la persona es joven, su sistema inmunológico decide que las células beta (que se encuentran en los Islotes de Langerhans del páncreas y fabrican nuestra insulina) son “enemigos”, no son células propias, y deben ser destruidas. La razón de que los glóbulos blancos se vuelvan contra el propio cuerpo así, como en todas las enfermedades autoinmunes, no está completamente clara.

Poco a poco y sin darse cuenta, la persona va perdiendo estas células, que son destruidas por sus propios glóbulos blancos. Los síntomas suelen darse relativamente tarde, a veces demasiado tarde, por lo que el diagnóstico precoz es muy importante. En cualquier caso, el paciente eventualmente pierde todas las células beta y se ve obligado a tomar insulina toda su vida. Hasta ahora, los intentos de curar esta enfermedad con células madre se habían centrado en el páncreas: insertando células madre en él para tratar de reemplazar a las células muertas. Sin embargo, este sistema no ha funcionado bien hasta ahora, en parte porque las células generadas no cumplen su función como las anteriores, y en parte porque el sistema inmune del paciente sigue considerándolas “enemigas”, y vuelve a destruirlas.

Ahí es donde la técnica empleada por el equipo del Dr. Voltarelli es revolucionaria: no se centra en el páncreas, sino en el sistema inmune. Los participantes en el estudio son todos jóvenes, con diagnóstico precoz de la diabetes de tipo 1. Aún tienen un número razonable de células beta, pero están siendo destruidas. El proceso seguido ha sido el siguiente:

* En primer lugar, se han extraído células madre hematopoyéticas (es decir, las que originan las células de la sangre) de los enfermos desde su propio torrente sanguíneo por filtración, y se han congelado.
* A continuación se les han suministrado fuertes inmunodepresores, de manera que los glóbulos blancos mueren. Sí, has oído bien - los dejan sin ningún tipo de defensa contra la infección. Por eso, en esta parte del tratamiento, los enfermos deben estar aislados en “burbujas” con filtrado de aire. Sólo uno de ellos desarrolló una infección, pero consiguió superarla.
* Finalmente, se inyecta a los enfermos las células madre, que proceden a diferenciarse y convertirse en glóbulos blancos, reemplazando a los antiguos.

Lo curioso es que, al menos por lo que parece, los glóbulos blancos nuevos no tienen memoria de lo que ocurría con sus antecesores, y no atacan a las células del páncreas. Como aún hay suficientes, las células beta existentes poco a poco reemplazan a las antiguas y, al cabo de un tiempo, el enfermo ya no necesita tomar insulina.

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