martes, 18 de mayo de 2010
Un pálido punto azul
Hace 20 años, en 1990, y gracias a la insistencia del visionario y divulgador científico Carl Sagan, la sonda Voyager 1, en ese tiempo cerca de Neptuno a una distancia de 6 mil millones de km de la Tierra, dio una rotación en el espacio y apuntó su cámara por primera vez directamente hacia la Tierra.
Algunos burócratas de ese entonces no vieron ningún beneficio en ejecutar tal maniobra (que utilizaría parte del preciado y limitado combustible de la sonda), pues según ellos a esas distancias lo que veríamos sería algo irreconocible de lo que es nuestro planeta.
Sin embargo, la imagen obtenida, y bautizada por Sagan como Un palido punto azul (ese nombre sería el mismo que le daría posteriormente a uno de sus libros), resultó ser uno de los hitos mas importantes de la humanidad.
A diferencia de la primera imagen jamás tomada de todo el planeta por un satélite (imagen que en su propio derecho fue otro gran hito de la humanidad), esta no mostraba un mundo con océanos, desiertos, montañas, capas polares, ríos, o minúsculos trazos de civilización inteligente. Esta imagen era de tan solo un punto azul, perdido entre incontables estrellas en la inmensidad del espacio...
Sin embargo, aun con su aparente insignificancia, ese mundo, como bien dijo Carl Sagan en su documental Cosmos, es el único que poseemos, y por el momento, no tenemos a donde mas ir, lo que lo hace muy preciado no solo para nosotros, sino que muy especial dado que en él ocurre una rareza cósmica. Vida. Y quizás mas raro aun, vida inteligente.
Lamentablemente, en ese insignificante punto azul, los humanos a través de los siglos nos hemos creídos dioses, que podemos hacer lo que sea sin importar las consecuencias, sea en contra del planeta o incluso contra nosotros mismos. Cuanta ignorancia...
La realidad, es que hoy sabemos que tarde o temprano nuestro fin llegará, y no me refiero al fin pronosticado por todas las religiones del mundo, sino que al fin innegable que predice la ciencia, un fin que podría venir por varios medios.
Tenemos mas que suficiente evidencia tangible como para saber que cada decena o cientos de millones de años, al menos un gran meteorito choca contra nuestro planeta, exterminando gran parte de la vida sobre este, y hace ya unos 65 millones de años que no llega el próximo, por lo que estamos jugando la ruleta rusa, preocupándonos mas sobre quien tiene mas dinero, quien tiene los mejores lujos, quien posee una religión verdadera, o quien tiene mas poder, cuando vivimos en un tiempo en donde un cataclismo cósmico puede dejar a todo el planeta estéril en pocos días.
Similarmente, tenemos decenas de otras posibles maneras de hacer que todo el esfuerzo que la humanidad ha invertido en desarrollarse durante milenios, haya sido en vano.
Podemos destruirnos con armas nucleares, con virus especialmente fabricados, o incluso por nanobots fuera de control, y si eso no es suficiente, una explosión inesperada de una supernova cercana a nosotros podría encargarse de hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. Y aun si sobrevivimos a todo eso, sabemos con mucha certeza que dentro de unos 5,000 millones de años nuestro Sol se convertirá en una estrella gigante roja, destruyendo completamente a la Tierra.
Y ahora llegamos al propósito de este artículo...
Es precisamente por esas razones que necesitamos invertir fuertemente en tecnologías que nos permitan no solo explorar otros mundos, sino que migrar parte de la humanidad a ellos, o incluso prepararnos para sobrevivir en un ambiente interestelar libre de planetas habitables.
Esa es también una excelente razón para que investiguemos en tecnologías que hagan a los seres humanos mas resistentes a amenazas de todo tipo, sea por medio de ADN artificial, el uso de órganos artificiales, trasplante de mentes a cuerpos sintéticos, o incluso la transformación de todo lo que somos a ambientes 100% virtuales, pues estas transformaciones, o evoluciones, nos dotarán de mejores oportunidades de sobrevivir a nuestro destino, sea cual sea este.
Es por esto que es imperativo no solo una gran inversión a escala mundial en investigación y desarrollo de ciencias y tecnologías que nos permitirán explorar el cosmos, sino que explorar nuestro universo interno en cada uno de nosotros para convertirnos en mejores seres humanos en todos los sentidos.
Al final del día recuerden que somos quizás los únicos seres inteligentes y conscientes de vida en este pequeñísimo rincón del universo, por lo que lo queramos o no, tenemos una gran responsabilidad sobre nuestros hombros. Somos responsables de mantener viva la vida, y de pasar nuestros conocimientos de la comprensión de este Universo a futuras generaciones de humanos, o incluso a otros seres inteligentes y conscientes que posiblemente encontremos entre la inmensidad del cosmos...
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